Incursiones de cazas F-5 de la Fuerza Aérea de Honduras reavivan la disputa en el Golfo de Fonseca.
Comprendamos el fenómeno que se está gestando en Centroamérica. Leamos despacio y obviamente roguemos por que esta situación se aclare vía diplomática.
Tras los reportes de incursiones aéreas por parte de los F-5 de la FAH se ha sabido que el Gobierno de Honduras se encuentra ejecutando obras de construcción en la isla Conejo, lo que ha reanudado la disputa del Golfo de Fonseca. Honduras ha iniciado lo que parece ser la militarización del islote con la construcción inicial de un helipuerto junto con la electrificación de su territorio. Todo ello podría culminar en toda una estación aeronaval en este peñasco enclavado en el Golfo de Fonseca.
El asunto sobre el islote se revivió después de que se izara la bandara nacional hondureña sobre el mismo a principios de mes. No escapa que esto se produce casi simultáneamente al recibo de la patrullera naval Lempira en el Atlántico, la unidad naval de mejores prestaciones actuales en una marina de defensa centroamericana, y a la disposición de refuerzos navales para el Golfo.
El Salvador se pronunció después que las autoridades hondureñas realizaron actos cívicos para conmemorar los 192 años de independencia. En esa ocasión, el Gobierno salvadoreño anunció el envío de una nota de protesta a Honduras. Para El Salvador la isla Conejo le pertenece y en ningún momento ha sido punto de disputa territorial. La posición del gobierno de Honduras es que la isla les pertenece a ellos, tras la sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 11 de septiembre de 1992. Tampoco escapa que esta fricción se produce después que Honduras ha hecho esfuerzos por abrirse paso por la bocana hasta el Pacifico. Se argumenta que la proyección territorial desde la isla les permite dicha salida como punto soberano.
La sentencia de la Corte Internacional de Justicia en 1992 determinó a favor de Honduras una serie de territorios fronterizos. La disputa sería histórica, pues por un lado se argumenta que un cambio en el cauce del Río Guascoran, punto de referencia histórica en la frontera,¨movió¨ básicamente el mapa, lo que al final falló en contra de El Salvador. Ciertamente en el Golfo se disputaron las islas de Meanguera, Meanguerita y El Tigre, quedando establecido de una vez que las dos primeras pertenecían a El Salvador y la ultima a Honduras. Pero el islote nunca cambió de posición junto con el río, ni fue parte de la disputa, siendo parte de El Salvador hasta que Honduras se enclavara allí alegando el fallo internacional.
Lo interesante es que el Gobierno de Honduras ha mantenido a los territorios cedidos por El Salvador en el olvido. Los habitantes de los ex ¨bolsones¨...¨no son de aquí, ni son de allá¨, recurriendo muchas veces al Gobierno de El Salvador por asistencia dada la indiferencia de Honduras por su bienestar y situación. Pero el asunto con la isla Conejo parece centrarse en la posición hondureña, que desde allí les asigne un corredor de salida al Pacifico, y parte de una posición estratégica establecida: nunca interesó hacerse con los territorios fronterizos, sólo poder tener una salida soberana al Pacífico. Por su parte la entrada del Golfo de Fonseca se domina desde Punta Ruca, del lado salvadoreño, y desde Punta Cosiguina por parte de Nicaragua. Sus aguas territoriales se entrecruzan. Para rematarle a la posición hondureña, Nicaragua no es parte de disputas territoriales ni fue parte de la disposición de la Haya en 1992, sin embargo, Nicaragua ha sido blanco de continuas acusaciones por parte de Honduras de violar sus derechos territoriales en el Golfo.
Dada la presente situación, la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) se encuentra en clara situación de desventaja, pues sólo en ciertas áreas se mantiene plenamente equipada, y con serios faltantes en otras. Mientras tanto Honduras ha renovado considerablemente sus equipos castrenses, teniendo superioridad, no solo numérica sino también tecnológica, en el aire, mar, y artillería, equipos de infantería y otros.
Al parecer se han concretado los adelantos salvadoreños con Chile sobre la adquisición de repuestos y fuselajes para los A-37B, pero aun así, el A-37B, un avión de entrenamiento, patrulla y bombardeo ligero, no puede compararse al muy superior F5, un caza polivalente que podría rendir las defensas salvadoreñas aéreas, de punto y sitios estratégicos fuera de combate fácilmente. A pesar que, al parecer, tres A-37B recuperados volaron durante las celebraciones del 192 aniversario de la Independencia en El Salvador, Honduras opera una flotilla tres veces mayor a los demostrados de esos mismos Dragones Voladores.
Esto significa que mientras los F5 pueden volar a altura como medios de superioridad aérea, los blancos terrestres pueden ser alcanzados por los A-37B y AT-27 de la FAH sin mayores consecuencias. Las defensas salvadoreñas centradas en cañones de 20mm solo podrían contrarrestar dichos vuelos de baja cota, pero a riesgo de ser destruidos dado su limitado alcance e incapacidad de traqueo, dirección de tiro, emplazamiento y disparo automático. (JMAH)